Después de un largo
día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se estaba
quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se
pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia
de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó.
Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entresus garras y dijo dando un rugido: