Buena parte de los dominicanos observa la costumbre de no comer
carne durante todos los viernes de la cuaresma, los 40 días anteriores a la
Pasión y Muerte de Jesucristo.
Se preparan diversos platos a base de atún o tuna, bacalao,
macarela y otros pescados. La ensalada de papas es un plato de acompañamiento
popular y en estas fechas es común la preparación de locrio de arenque o
bacalao, receta de arroz cocinado con dichos pescados.
En zonas como San Pedro de Macorís, se preparan también
"dúmpines", un sencillo pero delicioso plato de harina relleno de
carne, o para la fecha, de pescado como arenque o bacalao.
Pero el plato emblemático de la cuaresma y hasta inicios de la
Semana Santa es el de "Habichuelas con Dulce" o simplemente
"Habichuelas Dulces" a base de frijoles rojos, especias como el clavo
y la canela, batata (papa dulce), leche condensada, coco rallado y pasas,
aunque cada familia o amante de la cocina tiene su propia receta y variante.
Las habichuelas dulces se acostumbran servir y brindar frías y acompañadas de
unas galletitas redonditas con una cruz en su cara superior.
El Chacha, a base de maíz (choclo), leche, azúcar y especias, es
otro dulce tradicional de la época pero con distribución geográfica limitada.
Otros dulces populares son los buñuelos, el arroz con leche, y
los dulces a base de frutas como lechosa, naranja y cajuil.
Uno de los aspectos más bonitos es que las personas o familias
preparan estos platos y dulces en grandes cantidades para poder brindarlos y/o
intercambiarlos con otras familias como gesto de amistad. Donde quiera que
visitas, sales con un frasquito de dulce que te brindan para que te lleves.
En las zonas de
influencia de los bateyes o asentamientos haitianos de trabajadores de la caña
de azúcar (Norte, Suroeste y Este del país) y en comunidades dominicanas con
raíces africanas, se escuchan por la noche los tambores del Gagá. Esta
manifestación de sincretismo mágico-religioso afro-antillano tiene en buena
parte sus raíces en el Ra-Rá haitiano. Dependiendo de la zona, incluye
representaciones y evocaciones de esclavitud, liberación y la lucha por
libertad e independencia, acompañadas de música y bailes. Pero en la mayoría de
los lugares, los elementos más importantes son de naturaleza mágico-religiosa,
con la invocación de espíritus, luces (luces en creole), misterios, santos y
seres poderosos.