Considerado
el paradigma del homo universalis, del sabio renacentista versado en todos
los ámbitos del conocimiento humano, Leonardo da Vinci (1452-1519)
incursionó en campos tan variados como la aerodinámica, la hidráulica, la
anatomía, la botánica, la pintura, la escultura y la arquitectura, entre otros.
Fuente: Mitareahoy.blogspot.com
Sus investigaciones científicas fueron, en gran medida, olvidadas y minusvaloradas por sus contemporáneos; su producción pictórica, en cambio, fue de inmediato reconocida como la de un maestro capaz de materializar el ideal de belleza en obras de turbadora sugestión y delicada poesía.
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El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux; su testamento legaba a Melzi todos sus libros, manuscritos y dibujos, que el discípulo se encargó de retornar a Italia. Como suele suceder con los grandes genios, se han tejido en torno a su muerte algunas leyendas; una de ellas, inspirada por Vasari, pretende que Leonardo, arrepentido de no haber llevado una existencia regida por las leyes de la Iglesia, se confesó largamente y, con sus últimas fuerzas, se incorporó del lecho mortuorio para recibir, antes de expirar, los sacramentos.