Origen
La familia supone por
un lado una alianza, el matrimonio, y por el otro una filiación, los hijos.
Según expone Claude Lévi-Strauss, la familia tiene su origen
en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a
través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. La familia está
constituida por los parientes,
es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido
acogidas como miembros de esa colectividad.
Las familias suelen
estar constituidas por unos pocos miembros que suelen compartir la misma
residencia. Dependiendo de la naturaleza de las relaciones de parentesco entre
sus miembros, una familia puede ser catalogada como familia
nuclear o familia
extensa. El nacimiento de una familia generalmente ocurre como
resultado de la fractura de una anterior o de la unión de miembros procedentes
de dos o más familias por medio del establecimiento de alianzas matrimoniales o por otro tipo de acuerdos
sancionados por la costumbre o por la ley (como el caso de las sociedades de convivencia en México).
La integración de los
miembros de la familia, como en el caso de los grupos de parentesco más amplios como los linajes, se
realiza a través de mecanismos de reproducción sexual o de reclutamiento de nuevos miembros.
Si se considerara que la familia debe reproducirse biológicamente, no podrían
conceptualizarse como «familias» aquellos grupos donde Ego 6 o su consorte (o ambos) están
incapacitados de reproducirse biológicamente.
En estos casos, la
función reproductiva se traslada a los mecanismos de reclutamiento socialmente
aceptables —como la adopción—.
El reclutamiento de
nuevos miembros de una familia garantiza su trascendencia en eizadora de la
familia en Occidente se ha debilitado conforme se fortalecen las instituciones
especializadas en la educación de los niños más pequeños. Esto ha sido
motivado, entre otras cosas, por la necesidad de incorporación de ambos
progenitores en el campo laboral, lo que lleva en algunas ocasiones a delegar
esta función en espacios como las guarderías, el sistema de educación
preescolar y, finalmente, en la escuela.
Sin embargo, este fenómeno no se observa en todas las sociedades; existen
aquellas donde la familia sigue siendo el núcleo formativo por excelencia.
Por otra parte, la
mera consanguinidad no garantiza el establecimiento
automático de los lazos solidarios con los que se suele caracterizar a las
familias. Si los lazos familiares fueran equivalentes a los lazos
consanguíneos, un niño adoptado nunca podría establecer una relación cordial
con sus padres adoptivos, puesto que sus "instintos familiares" le
llevarían a rechazarlos y a buscar la protección de los padres biológicos. Los
lazos familiares, por tanto, son resultado de un proceso de interacción entre
una persona y su familia (lo que quiera que cada sociedad haya definido por
familia: familia nuclear o extensa; familia monoparental o adoptiva, etc.). En
este proceso se diluye un fenómeno puramente biológico: es también y, sobre
todo, una construcción cultural, en la medida en que cada sociedad define de acuerdo
con sus necesidades y su visión del mundo lo que constituye una «familia».