La cigarra era feliz
disfrutando del verano:
El sol brillaba, las flores desprendían su aroma...y la cigarra cantaba y
cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día
entero trabajando, recogiendo alimentos.
- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar?
Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a
la hormiga.
- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno
y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras
transportaba el grano, atareada.
La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a
su amiga. Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso
del invierno.
Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve,
mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la
casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías
algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no
tengo nada.
La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a
la cigarra.
- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba
para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para
allá?
- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.
- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora
baila durante el invierno-
Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que
había aprendido la lección. Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno,
mientras es joven debe aprovechar el tiempo.