En un clima
mental de gran excitación leí, fascinado, la terrible historia de Adso de Melk,
y tanto me atrapó que casi de un tirón la traduje en varios cuadernos de gran
formato procedentes de la Papeterie Joseph Gibert, aquellos en los que tan
agradable es escribir con una pluma blanda. Mientras tanto llegamos a las
cercanías de Melk, donde, a pico sobre un recodo del río, aún se yergue el
bellísimo Stift, varias veces restaurado a lo largo de los siglos. Como el lector
habrá imaginado, en la biblioteca del monasterio no encontré huella alguna del
manuscrito de Adso.
Es la Edad Media y corre el invierno de 1327, bajo el
papado de Juan XXII. El franciscano Guillermo de
Baskerville y su
discípulo el novicio benedictino Adso de Melk, llegan a una abadía benedictina ubicada en los Apeninos
septentrionales italianos
y famosa por su impresionante biblioteca con estrictas normas de acceso. Guillermo debe
organizar una reunión entre los delegados del Papa y los
líderes de la orden franciscana, en la que se discutirá sobre la supuesta herejía de la doctrina de la pobreza apostólica, promovida por una rama de la orden franciscana: los espirituales. La celebración y el éxito de dicha reunión se ven
amenazados por una serie de muertes que los supersticiosos monjes, a instancias
del ciego ex-bibliotecario Jorge de Burgos, consideran que siguen la pauta de
un pasaje del Apocalipsis.
Guillermo y Adso, evadiendo en
muchos momentos las normas de la abadía, intentan resolver el misterio
descubriendo que, en realidad, las muertes giran alrededor de la existencia de
un libro envenenado, un libro que se creía perdido: el segundo libro de
la Poética de Aristóteles. La llegada del enviado papal e inquisidor Bernardo Gui inicia un proceso inquisitorial de amargo recuerdo para
Guillermo, que en su búsqueda ha descubierto la magnífica y laberíntica
biblioteca de la abadía. El método científico de Guillermo se ve enfrentado al
fanatismo religioso representado por Jorge de Burgos, el anciano bibliotecario
que mantiene oculto el libro, quien tras la discusión con Guillermo comienza a
devorar las páginas envenenadas del libro. En el forcejeo para recuperar el
libro de manos del bibliotecario una lámpara cae accidentalmente, iniciando un
incendio que arrasa con la biblioteca y la abadía entera.